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Pedro...
 "De discipulo a apostol de Jesús

“Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; al afecto fraternal; amor..."

2° Pedro 1:5-10 (RV 1960) 

Propósito

  • Apercibir a la juventud sobre el valor de nuestra fe (evangelio) y la  responsabilidad y deber en nuestro crecimiento espiritual. 

  • Considerar los factores externos que obstaculizan nuestra atención de lo que es realmente importante para nuestra salud espiritual. 

  • Animar a los jóvenes a ser perseverantes y disciplinados puesto que el cielo nos ha dado el don del Espíritu Santo. 

Al leer las cartas del Apóstol Pedro queda en evidencia el enorme crecimiento y conocimiento que adquirió en el camino del evangelio, al

punto que junto a los demás apóstoles se convirtieron en referentes connotados para la iglesia de Jesús, siendo ahora los enseñadores y maestros de la naciente obra de Dios. De los que caminaron con Jesús se Pedro, quien en sus inicios jamás imaginó en enorme honor que el Reino de Dios le otorgaría.

Es muy probable que a estas alturas las palabras dichas por Jesús, que en su momento no las comprendió a cabalidad, hayan cobrado color y brillo en su mente, “No temas; desde ahora serás pescador de hombres “.

(Lucas 5:10)

La joven iglesia necesitaba ser nutrida y pastoreada en su fe (EVANGELIO),

y fortalecida con consejo y dirección para entender y enfrentar con convicciones la naturaleza de esta nueva vida en medio de un mundo

hostil.

El mayor regalo reservado del cielo estaba sobre ellos, a través de la salvación recibida por fe, el Santo espíritu de Dios reposaba en sus vidas pero carecían de compresión más acabada sobre la naturaleza del llamado y el propósito de Dios para sus vidas.

 

Bajo esta premisa escribe los primeros versos de la su Segunda carta capitulo uno. Pedro comprendió que La responsabilidad que sobre caía en sus hombros era grande y demandaba el mayor de sus esfuerzos para hacer entender la naturaleza de la salvación y del llamado.

 

Por otra parte, ellos debían atender a su fe con diligencia para así crecer y madurar. Está fe (salvífica) que habían adquirido corría el riesgo de quedar solo su punto inicial si ellos no empeñaban en poner de su parte para fortalecer sus convicciones. No hay nada más triste que ver un árbol frondoso sin frutos. Eso era precisamente lo que sucedería en la iglesia si no era diligente en su crecimiento. El otro peligro que corrían los creyentes era no crecer en carácter y reflejar cambios en sus vidas que reflejasen la nueva vida. No podrían ser verdaderos embajadores del evangelio porque sus obras no serían consecuentes al mensaje. No habría transformación.

Romanos 12:2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la “renovación de vuestro entendimiento”, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Pedro, en está su segunda carta pone el énfasis y profundiza en el proceso de virtudes que debían cultivar los creyentes en Jesús para así

experimentar una vida fructífera y vencedora en Dios.

 

Es interesante y hasta podría parecer contradictora la afirmación que el apóstol Pedro enuncia en el verso 5: “vosotros también, poniendo toda  diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento dominio propio, al dominio propio, paciencia; a la paciencia piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.

Pareciese una lista de objetivos legalistas e impuesto, pero dicha la verdad, es la transformación natural que el creyente experimenta cuando abraza con amor y sinceridad el evangelio de salvación. Su transformación comienza con cambios internos que tarde o temprano se evidenciaran en el exterior.

Ahora bien, la pregunta que primero debemos resolver en este verso es:

¿hay algo que añadir a nuestra fe?, Según el apóstol Pedro, sí.

Si nuestra fe en Jesucristo es genuina y nos ha justificado ante Dios padre a través de la sangre de su hijo, el creyente, es decir nosotros debemos de poner todo nuestro esfuerzo y empeño en añadir virtudes que deben desarrollarse y perfeccionarse a lo largo de nuestra carrera espiritual. Dicho en otras palabras, nosotros somos responsables de nuestro crecimiento espiritual puesto que Dios nos ha otorgado todo lo que necesitamos para vivir una vida que experimente victoria porque se nos ha impartido la naturaleza divina por Jesucristo y su Santo Espíritu.

También es necesario apuntar lo siguiente; la palabra de Dios nos deja en claro que estos objetivos, si bien dependen mucho de nuestra disposición, Dios nos ha dotado del poder de su Santo Espíritu, y esto es porque bien sabe que nuestras fuerzas y disposición son débiles y necesitamos ser alentados y animados por un poder sobre natural para desear lo que realmente nos edifica. Dios conoce nuestra naturaleza y se ha compadecido de nuestras debilidades. Pedro sabe de lo que nos está escribiendo, puesto que el mismo vivió el rigor de haber deseado en su corazón y no haber dado el ancho, cosa diferente cuando fue investido con el poder de Dios que es a través de su Santo espíritu.

Salmo 103:13-14 “Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen. Porque el conoce nuestra condición; se acuerda que somos polvo”.

Entones al entender lo dicho anteriormente podemos descubrir que ese

deseo, anhelo, atracción por agradar a Dios no es algo casual, es Dios moviendo nuestros corazones, ablando a nuestro interior para que le busquemos y seamos más como El es.

Ahora bien, cuando nos referimos al crecimiento espiritual no nos estamos refiriendo a algo abstracto o cósmico como muchas veces el mundo trata de definir, si no que tiene que ver con el crecimiento o madurez de nuestro carácter como hijos de Dios. Tal como lo describen las escrituras; si nuestras vidas no reflejan el carácter de Jesús, entonces no estamos cultivando una fe genuina y fructífera.

Entonces, la fe genuina en Jesús nos empujara ardientemente en querer

profundizar en las riquezas y bondades que Dios nos ha participado por su gracia y que se las revela a quienes la buscan con pasión; “Antes bien, como está escrito: cosas que ojo nunca vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombres, son las que Dios ha preparado para los que le aman”.

El objetivo

Parecernos a El, pensar como el, actuar como el, ver la vida como el la vio y nos la revelo. Si estas virtudes no las estamos cultivando es porque quizás no estamos oyendo la voz de Dios que habla constantemente a nuestros corazones y nos estamos desapercibiendo o distrayendo en otros asuntos irrelevantes.

¿De qué manera nos habla Dios?

A través de su palabra, una alabanza, un deseo profundo de buscarle que no habíamos experimentado antes…etc. “El que tenga oído par oír,

oiga”. Mateo 13:9.

“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en

mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos

en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en

vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

Filipenses 2:12-13.

Los obstáculos

Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejaran estar

ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.

2 Pedro 1:8

Tal como la diligencia, prontitud, rapidez, celeridad, son sinónimos de diligencia; el descuido, y desinterés, serian sus antónimos y reflejarían la actitud incorrecta al verdadero discípulo de Jesús, y el apóstol Pedro hace énfasis en su arenga apostólica puesto que uno de los enemigos silenciosos al crecimiento seria la ociosidad, es decir la falta de interés y valor genuino por el evangelio, y esto afectaría el crecimiento y vitalidad de la vida del creyente, como un verdadero absorbedor de la gracia del cielo.

¿Cómo definimos una persona ociosa?

Una persona ociosa es aquella que vive a la deriva, que no hace nada o

carece de obligaciones que cumplir.

Un experto en viñas y vides sabe bien que hay un enemigo del sarmiento que crece alrededor de él y es el “chupador”, este apenas es detectado tiene que ser rápidamente eliminado con una herramienta espacialmente ideada para ello, de lo contrario está pequeña vena que rodea el sarmiento le quitara los nutrientes y afectara el crecimiento y calidad del racimo.

De manera similar actúa y opera el ocio en la vida del creyente, este pecado se convierte en un enemigo voraz de la gracia y vigor, por lo tanto la debemos combatir.

¿De qué manera la debemos combatir?

Primero siendo conscientes de lo que tenemos y se nos ha otorgado en Jesús que es sumamente valioso. El apóstol Pedro define nuestra fe como “preciosa”.

Si le damos valor e importancia al evangelio estaremos dispuestos y pondremos esfuerzo en batallar con todo aquello que nos obstruye el paso para alcanzar mayor y mejor conocimiento de nuestra grandísima fe.

«Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; entonces vienes y me sigues». “pero él, afligido por estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.” Marcos 10:21.

El problema se encuentra en que el mundo genera ilusiones ópticas que llaman frecuentemente nuestra atención y estas desvían nuestra mirada ya que nos ofrecen placeres inmediatos, pero de corta duración por lo tanto no satisfacen el alma, es más, la empobrecen. Es por esa razón las escrituras nos llaman a andar como sabios, “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”.  Efesios 5:15-16

Por otra parte, debemos ser conscientes de que, tanto en los tiempos de Pedro como en los nuestros, vivimos en medio de una generación rodeada de entretenciones y placeres que pueden bloquear nuestra atención a lo que realmente es importante si le otorgamos el poder de dominarnos.

1 Corintios 10:23 “Todo me es licito, pero no todo conviene; todo me es licito pero no todo edifica”.

Una Antigua trampa con efectos vigentes

Panem et circenses:

la expresión pan y circo, del latín “panem et circense”, (una locución latina peyorativa conocida por los emperadores romanos) que describe la práctica de muchos gobiernos que consiste en dar a la masa, al pueblo, alimentación y entretenimiento para tenerlo distraído y que se queje poco.

Este mismo patrón lo vemos actuar en nuestros tiempos, pero bajo otros conceptos y estrategias, (juegos, entretenciones, canales de tv, música, películas, comidas, modas, influencias etc. Etc.)

Nota: con esto no estamos satanizando el ocio, o que no necesitamos tiempo para el descanso y la distracción. Las escrituras dicen: Hay tiempo para todo. También dicen; en lo que requiere diligencia no perezosos.

Entonces, siendo conscientes de esta estrategia del enemigo es vital apercibirnos para disciplinar nuestras vidas trayendo a nosotros ejercicios espirituales como tiempo de oración, lectura de las escrituras, no dejar de congregarnos y rodearnos de personas que sean un aporte y edificación.

Estas disciplinas son vitales para el fortalecimiento y comunión con Dios y serán el combustible vital y necesario para cultivar nuestra nueva naturaleza en cristo. “Yo soy la vid y vosotros las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no podéis hacer nada”, Juan 15:5.

Las palabras del apóstol son definitivas y concluyentes: “Por lo cual, hermanos, procurad tanto más de hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.”

Que importante entonces es ser diligentes y activos en nuestro caminar

como creyentes, está disposición de nuestro corazón nos permitirá crecer y desarrollarnos saludablemente sin otorgarle lugar a nuestros enemigos para tentarnos ni hacernos tropezar en nuestra fe y convicción. En otras palabras “seremos una casa firme y siempre fructíferos en nuestro caminar con Cristo”.

El Ocio en la Biblia.

Es interesante notar que el concepto de diligencia y ociosidad en la biblia está claramente expresado, ya sea de manera explícita como implícita, por lo tanto debe ser causal de análisis y exhortación personal como colectivas.

2da Samuel 11:1

En la primavera, que era la época en que los reyes[a] salían de campaña,

David mandó a Joab con la guardia real y todo el ejército de Israel para que aniquilara a los amonitas y sitiara la ciudad de Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén.

Todos conocemos la historia de David quien en tiempo de guerra decidió quedarse en palacio mientras que sus soldados y generales daban la batalla. Es bajo ese contexto en que David es tentado al ver desde su azotea a la mujer de Urías. Que diferente hubiera sido la historia si David hubiese estado en pie de guerra como sus valientes.

1 Tesalonicenses 5:14

También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.

La obra del Señor requiere atención y en ella siempre hay trabajo que realizar, el dinamismo y espíritu de servicio debe reinar en todos sus miembros.

Proverbios 24:30-31

He pasado junto al campo del perezoso, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento, y he aquí, estaba todo lleno de cardos, su superficie cubierta de ortigas, y su cerca de piedras, derribada.

Una de las actividades espirituales que debemos frecuentar es siempre

estar adquiriendo la sabiduría que fluye de las sagradas escrituras, ellas nos proveerán de luz para alumbrar nuestro camino y alcanzar bendiciones.

Proverbios 13:4

El alma del perezoso desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será prosperada.

Todos desde lo más profundo de nuestro ser deseamos alcanzar logros y metas, sin embargo, todo aquello por más precioso que sea puede quedar solo en un deseo si no ponemos de nuestra parte para alcanzar los objetivos.

1 Timoteo 5:13

Y además, aprenden {a estar} ociosas, yendo de casa en casa; y no sólo ociosas, sino también charlatanas y entremetidas, hablando de cosas que no {son} dignas.

La poca actividad espiritual proveerá de motivos para ocuparnos en cosas que empobrecen y desvirtúan nuestra fe.

Las bendiciones de los diligentes en el reino

Mateo 25:23

Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Proverbios 10:4

Pobre es el que trabaja con mano negligente, más la mano de los diligentes enriquece.

1 Corintios 15:58

Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

 

Proverbios 22:29

¿Has visto hombre solicito en su trabajo? Delante de los reyes estará; No

estará delante de los de baja condición.

Palabras finales

Es notable la transformación y sabiduría que alcanzo el apóstol Pedro y

esto se percibe con evidente esplendor al leer sus cartas, ya no es ese Pedro de los evangelios, ahora vemos a un Pedro experimentado y con profundas palabras pastorales animando y enfocando a la iglesia universal.

En su corazón anhela que los nuevos creyentes puedan amar , entender y valorar el evangelio y las riquezas que ellas contiene para nosotros, puesto que de esa manera mantendremos una mente y corazón enfocados y libres del peligro de caer en su fe y perseverancia.

Esperamos que este tema traiga luz para vivir enfocados y así mantenernos activos en el reino, consientes de un enemigo incansable en su búsqueda por robar y empobrecer la vida de la Juventud de la Iglesia Unida.

¡Las bondades y tesoros de Dios están a nuestro alcance por que las anhelamos como violentos!

Para Dios honra y gloria.

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