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ARTÍCULOS

Nacidos de nuevo

¿Qué es lo que sucede cuando nacemos de nuevo?  


Esto se puede ver claramente en el evangelio de Juan. Veamos, pues, el siguiente versículo:

Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. - Juan 3:3-5


De la conversación de Jesús con Nicodemo podemos desprender algunas verdades: 


  1. El tema del nuevo nacimiento es el corazón del evangelio.  

  2. Si no hay un nuevo nacimiento no habrá vidas transformadas. 

  3. Si  no  hay  nuevo  nacimiento  habrá  una  continua  vida  dominada  por  la  esclavitud  del  pecado. 

  4. Si no hay un nuevo nacimiento, del corazón del hombre seguirá saliendo todo aquello que  lo contamina y lo destruye (Mt. 5:19) 

  5. Si  no  hay  un  nuevo  nacimiento  todo  lo  que  podamos  llegar  a  ser  en  la  vida,  hablamos  de  aquellos  aportes  que  producen  los  estudios,  lo  que  produce  la  investigación  o  lo  que  produce nuestro  trabajo, quedará como  registro para la historia pero no contará para la  vida eterna.  


Jesús mencionó dos veces en el pasaje la frase “el que no naciere de nuevo”, primero para decir,  que los tales no pueden ver el reino de Dios, y la segunda vez, para decir que no puede entrar al  reino  de  Dios. “Ver”  y  “entrar” en el reino  de  Dios  son  las  premisas  que  debe  aprender  a  vivir  cada  creyente es su experiencia con Dios. 


Si comparamos el  reino de Dios con un país, podemos decir que existen algunos habitantes que  son ciudadanos de ese país. Los que lo visitan son los turistas. Estos últimos solo disfrutan lo que ven, pero los verdaderos ciudadanos disfrutan todas las bondades de su patria. 


Muchos supuestos creyentes viven una vida de “turistas cristianos”; solo van a la iglesia a “ver” el reino de Dios. La invitación que hace Jesús es a entrar al reino de Dios. Para entrar, debemos nacer del agua y del espíritu. El agua es una figura que representa el arrepentimiento del ser humano, y el Espíritu,  representa  la  obra  interna  y  misteriosa  que hace el Espíritu dentro del corazón del hombre. 


El  nuevo  nacimiento  implica  un  cambio  de  vida.  Ya  no  volvemos  a  pecar,  sino  que  buscamos agradar al que nos salvó. A Jesucristo nuestro Salvador. Juan dice: “Todo aquel que es nacido de  Dios,  no  practica  el  pecado,  porque  la  simiente  de  Dios  permanece  en  él;  y  no  puede  pecar, porque es  nacido  de Dios”  (1°  Juan  3:9)  y  “Sabemos  que  todo  aquel  que  ha  nacido  de Dios,  no  practica el pecado, pues aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca” (1°  Juan 5:18). 


En otras palabras, lo que Juan quiere compartir con nosotros es que “el que ha nacido de nuevo”  debe mostrarlo en su conducta, o sea, debe tener una vida nueva. Quien ha nacido de nuevo será movido por el Espíritu de Dios a mantener una intimidad con él, impulsándole cada día a una vida de nuevos apetitos, nuevas acciones y nueva relación con su creador.

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