La petición que glorifica a Dios
- Por Jiump Comunicaciones "Cimientos"
- 21 oct 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 29 oct 2024
Todo quien conoce a Dios no puede ser amigo de la maldad ni menos acariciarla. Elías debió sentir tal indignación al saber que al otro lado del Jordán el servicio a Jehová había sido completamente dejado de lado y no sólo eso, si no que cambiado por la adoración a dioses ajenos y falsos.
Este tema no es fácil y quisiera acercarlo a nuestro contexto para que podamos sentir lo complejo de la situación de un hombre que ama a Dios en medio de situaciones contrapuestas a su fe. Imaginemos entonces que estudias y todos tus compañeros se ponen de acuerdo para robar el examen final, ¿participarías?. Que tal si es tu trabajo y para que te evalúen bien te presionan para que mientas o para que falsifiques un documento o para que no compartas las irregularidades del negocio, ¿cómo reaccionarías?. Y que tal si el tema es familiar y tus hermanos y familia se apartan de Dios ¿los seguirías?. Espero nunca nos encontremos en tales situaciones porque es una realidad que la presión podría llevarnos a extremos muy lejanos. El asunto es: mantenemos la integridad por más negro u oscuro que sea el escenario o cauterizamos nuestras mentes y enterramos nuestra fe.
Soy jefe de un grupo de personas, dirijo un pequeño negocio, tengo que responder por plazos de proyectos, relacionarme con clientes y trabajadores, y no todos comparten mi fe, es más, aún algunos se burlan y abusan de la confianza al saber que soy un cristiano (aunque también hay ocasiones en que he sido reconocido y respetado). Así que créanme que lo que escribo lo hago desde el campo de batalla, donde muchas veces he lidiado compartiendo conversaciones o actitudes que son una afrenta a la integridad; algunas veces he perdido la bandera de la integridad, omitiendo, mintiendo o defraudando, entonces, puedes pasar el tema de la integridad como algo trivial y relativo de estos tiempos o considerarlo con sinceridad y humillarte ante Dios para que tenga misericordia de nuestros actos inicuos.
Pero volvamos a la escena del profeta Elías. Saber una persona ha abandonado el camino es algo que podría no influir en su vida, pero que toda la nación lo ha hecho, que el culto a Jehová ha desaparecido y que toda la sociedad actúa como si Dios no existiera es algo que somete a presión y a un estado de preocupación a cualquiera, y así debió sentirse el profeta, no obstante su reacción fue la correcta y en lugar de confiar en su fortaleza moral o de esconderse de la situación, el libro de Santiago se nos muestra que «rogó con oración» (Santiago 5:17:).
Para socorro o corrección
«Rogó con oración que no lloviese». Aquí tenemos la lección bíblica que debemos aprender, y no hablo sólo de lo lógico que parece a todo cristiano: orar a Dios en todo tiempo, si no más bien del enfoque de la oración. Compare la declaración hecha por Elías 1 Reyes 17:1 “No habrá lluvia ni rocío” con el siguiente texto:
«Guardaos, pues, que vuestro corazón no se infatúe, y os apartéis y sirváis a dioses ajenos, y os inclinéis a ellos; y así se encienda el furor de Jehová sobre vosotros, y cierre los cielos, y no haya lluvia, ni la tierra dé su fruto» (Deuteronomio 11:16, 17).
Todos nosotros oramos, todos nosotros tenemos peticiones y lo esperable es que todas ellas fueran conforme a la palabra, es decir que todas ellas se enfocaran en que la voluntad de Dios o lo que el ha prometido para su pueblo se cumpla, ya sea para socorro o corrección. Así que, no esta mal orar o pedir a Dios que nos libre del mal o del peligro, como tampoco lo fue la oración de Elías, que básicamente pidió a Dios que se cumpliera su palabra y cerrara los cielos. La pregunta es ¿porqué?, y la respuesta es para que el nombre de Jehová fuera reivindicado ante una sociedad que lo consideraba muerto, para que despertaran a la realidad de que Jehová es el Dios vivo, que enciende su furor cuando el corazón de sus hijos se infatúa sirviendo a dioses ajenos.
El libro de Eclesiastés dice que por causa de que no se ejecuta sentencia sobre la mala obra, el corazón del hombre se llena de maldad (Eclesiastés 8:11). Entonces no había otra cosa posible que el profeta pudiera haber pedido o pensado para enfrentar la situación. A veces nos parece que este tipo de oraciones son terribles y que a Dios se le pasa la mano con los hombres, pero deberíamos considerar que es aun más terrible que hombres que han gustado el bien de Dios, luego lo olviden con desprecio.
La oración que a Dios agrada es la que clama por el cumplimiento de su palabra y quien así ora, nunca perderá el tiempo, ya sea para socorro o corrección.
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